Aguafuerte, 2024

Edición : 1/20

25.00 cm. x 20.00 cm. | 9.84 in. x 7.87 in. (papel)

13.50 cm. x 6.00 cm. | 5.31 in. x 2.36 in. (imagen)

Aguafuerte y punta seca
Sobre papel Arches

En Japón, la higanbana tiene un gran simbolismo. Su nombre, que significa literalmente «flor del equinoccio», hace referencia al periodo en que florece, en torno al equinoccio de otoño, época del año en que la tradición budista japonesa celebra el Higan, dedicado a recordar a los muertos y rezar por las almas de los antepasados. Esta flor simboliza a la vez el final y el paso, una forma de belleza trágica, que nos recuerda la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte.

En este grabado, la higanbana florece con gracia, sus filamentos negros se extienden como los hilos del destino. Cada línea, fina y sutil, se despliega en una danza aérea que recuerda los pétalos de esta amarilis, símbolo de separación y renovación en la cultura japonesa. Los contornos grabados parecen flotar, como suspendidos entre dos momentos en el tiempo, a la vez efímeros y eternos, capturando la esencia de la belleza fugaz.

Aquí, el higanbana se convierte en una metáfora visual del paso, una huella dejada por la memoria sobre el papel. En este delicado grabado, Tachibana esculpe el vacío y el infinito, tejiendo un fino lienzo donde el tiempo se envuelve a sí mismo, recordándonos que incluso las separaciones dejan huellas indelebles, ecos sensibles en el silencio del mundo.

Certificado de autenticidad
La obra está en excelente estado
Firmada a mano por el artista

Ref : LCD6724