Acuarela, 1986

24.00 cm. x 32.00 cm. | 9.45 in. x 12.6 in. (papel)

53.50 cm. x 60.50 cm. | 21.06 in. x 23.82 in. (marco)

Acuarela y tinta sobre papel

En esta acuarela realzada con tinta china, Zao Wou-Ki logra una plenitud pictórica en la que el color, brillante y difuso, se convierte en aliento y luz. El amarillo anaranjado irradia sobre el papel, no como un tono fijo, sino como una energía que se extiende, palpita y se diluye en un vibrante verde lima. Para él, el color es un material vivo, atravesado por la transparencia y la luz, esculpido por la plenitud y el vacío.
El ojo busca reconocer una tierra, un cielo, un bosque, pero se topa con la abstracción fluida del pincel. Los toques de rojo resuenan, mientras que el negro incisivo parece inscribir un ritmo, una puntuación gestual que recuerda a la caligrafía.
Durante mucho tiempo, Zao Wou-Ki se negó a trabajar con tinta china, por miedo a un retorno demasiado evidente a las tradiciones de su formación académica, a una facilidad que le hubiera confinado a la etiqueta de «pintor chino». El propio artista declaró: «Gracias a mi formación, esto era lo que mejor conocía, y quería evitar tomar el camino fácil. Quería evitar tomar el camino fácil». Sin embargo, en los años 80, exploró esta técnica caligráfica, no para revivir el pasado, sino para reinventarlo. La tinta le enseñó a pensar de otro modo sobre la composición, a explorar el poder del vacío, a dar al color la libertad de respirar. Aquí, la caligrafía es un arte de puro gesto: los negros, incisivos y deslumbrantes, puntúan el espacio como signos de puntuación esenciales, interrupciones dinámicas que redefinen el espacio.
En el pensamiento taoísta y confuciano, el vacío se asocia con el Qi, el aliento vital que lo anima todo. En pintura, dejar espacios vacíos sugiere este aliento, dando una impresión de movimiento y vida. El artista no intenta mostrarlo todo, sino evocarlo, dejar espacio a la imaginación del espectador. Es esta fluidez, este Qi que anima la obra, esta velocidad controlada del pincel que inscribe cada trazo en el momento. La acuarela y la tinta se convierten en un territorio de experimentación entre la tradición erudita de los Song y la abstracción lírica del siglo XX, entre la intuición del gesto y la construcción de un espacio donde circula la luz. Paisaje interior, imagen de un mundo en suspenso, esta obra no cuenta nada y, sin embargo, todo está en juego: densidad y ligereza, sombra y brillo, materia y aliento.

Certificado de autenticidad
La obra está en excelente estado

Ref : LCD7162