(1909-1992)
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Francis Bacon nació en 1909 en Dublín en una familia acomodada y vivió una infancia difícil, marcada por problemas de salud y relaciones familiares tensas. Su padre, un entrenador de caballos de carreras, y su madre, proveniente de una familia de industriales, fueron figuras dominantes en su crianza. Sufriendo de asma y víctima de maltrato, el descubrimiento de su homosexualidad agrandó la brecha con su padre. A los dieciséis años, en un acto de rebelión e independencia, Bacon dejó el hogar familiar para seguir su pasión por el arte.
Instalándose en una vida bohemia, se convirtió en decorador y comenzó a pintar, influenciado por el surrealismo. Su carrera artística comenzó lentamente, y su primera exposición individual en 1934 pasó casi desapercibida. Sin embargo, su destino cambió radicalmente en 1945 con "Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión", un tríptico que causó un escándalo por su representación brutal y violenta, catapultando a Bacon a la escena artística.
Este reconocimiento repentino le permitió exponer en París en 1957 y en la Tate Gallery de Londres en 1962. Bacon se hizo famoso por sus trípticos, una forma de expresión que le permitió desarrollar sus temas favoritos como la crucifixión, el autorretrato y los retratos de sus amigos, incluidos George Dyer e Isabel Rawsthorne. Sus obras se caracterizan por representaciones torturadas, mutiladas y deformadas de cuerpos y rostros, reflejando una visión oscura y perturbada de la humanidad.
La década de 1960 marcó un punto de inflexión en su carrera, con una serie de éxitos y reconocimientos. Sus pinturas fueron adquiridas por museos y coleccionistas de todo el mundo, y se convirtió en una figura clave del arte moderno. A pesar de esto, su vida personal siguió siendo compleja y atormentada, particularmente su relación con George Dyer, su amante y modelo, que se suicidó en 1971. Este trágico evento inspiró a Bacon a crear una serie de obras profundamente emocionales y oscuras.
En los años siguientes, Bacon continuó explorando temas de muerte, decadencia y alienación, experimentando con nuevas técnicas y enfoques artísticos. Su estilo único, con colores vivos y formas deformadas, siguió evolucionando, confirmando su estatus como uno de los pintores más influyentes del siglo XX.
Francis Bacon murió en 1992 en Madrid. Sus obras continúan provocando admiración y controversia, testimoniando su impacto indeleble en el arte contemporáneo. Sus pinturas, a menudo consideradas como comentarios sobre la condición humana, siguen siendo obras maestras en museos de arte moderno en todo el mundo.
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